Los días de lluvia sirven para hacer más soportables las tristezas
Cuando te enterraron, un sol brillante iluminaba nuestros dolores
Los pájaros cantaban, las flores primaverales se rociaban con nuestras lagrimas
Y era todo, en fin, todo era mucho más horrible, más oscuro
No podíamos escondernos detrás de los nubarrones y las tormentas
Los viajes en tren me permiten pensar, reflexionar
Imaginar mundos imposibles, casi soñados
Mientras veo los rieles, y al tren avanzar contra los arboles
Y tenerte un poco más cerca, casi abrazarte sin aliento
Aunque no estés, aunque sea un truco perverso de la mente
La gente camina en una ciudad tan parecida a un monstruo de cemento
Y nosotros, tan engranajes de una maquina sin corazón, sin alma, sin chispa
Miramos el reloj, el reproductor de música, los mensajes de texto
Pretendiendo que tenemos una vida individual, sin pensar que la maquina nos almuerza
Que nuestros amigos, el amor, son excusas para transcurrir una vida monótona y desesperante
Mientras la gente camina uniforme, cruzando las calles, sin mirar, llegando al mismo destino de siempre
Con la frente en alto, el paso firme, intentando no ver a los miles de suicidas que no lo soportan más
Para intentar mirar para un costado, cuando los linyeras de la esquina le piden monedas
Y ahí estamos nosotros, a paso firme, rondando los limites, los puntos ciegos de la vigilancia cultural
Librando una batalla por lo pronto sin armas, ni cuarteles.Una batalla contra las buenas costumbres
Por eso me gusta que seas escandaloso, que te burles de sus normas, sus pareceres
Que le escupas en la cara a la moral, a las carmelitas descalzas intelectuales
Que se ofendan de tu presencia, de como no seguís sus reglas
Y esa es la autentica rebeldía
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