Poco importante
Me gustaste cruda, meando en la calle a las tres de la mañana, puteándote con cualquier pajero que pasaba. De pelos largos, dientes sucios y ojeras. De nudillos morados y labio roto, casi una fuerza de la naturaleza. También me gustaste iluminada por el sol de la mañana, con la guardia baja, así como no te gusta que te vean. Me gustaste contra la pared del baño y en la cama de tu vieja. Me gustaste rota, sin miedo, verguenza o excusas. Juntas fuimos urgentes, explosivas, siempre concientes de la fugacidad del momento porque nada así de intenso dura mucho y es mejor que así sea. La noche se nos cerró encima y te llevé al barrio coreano a cantar karaoke, borrachas cantamos I heard love is blind de la Winehouse, no en el karaoke porque no la tenían o no entendieron pero sí caminando en la calle en esa noche calurosa que sería la última de unas cuántas (¿o en realidad fueron pocas?) que compartimos. Te despedí sabiendo que era la última vez, aliviada, no se si porque soy una adulta responsable o porque soy una cobarde.
No pienso mucho en eso, estoy haciendo la mía y vos también, pero a veces paso por Flores y manijeo un rato. No compartimos intereses ni amigos; solo una de esas relaciones por las que el cine independiente se desvive. No tenés idea de lo que hago con mi vida y eso fue parte de tu encanto: esa total libertad que tuvimos de jugar a ser turistas y no volver más. Cada tanto, igual me imagino que aparecés de casualidad, justo cuando yo estoy leyendo esto y te reís con esa risa de loca. A veces te imagino con tanta claridad que casi escucho tus carcajadas y te veo apoyada en el marco de la muerta, mirándome entre divertida e indignada, con un brillo voraz en los ojos, casi como si quisieras arrancarme pedazos de carne y comerlos frente al público.
Ojalá en algún momento pase, lo disfrutaría muchísimo.
No pienso mucho en eso, estoy haciendo la mía y vos también, pero a veces paso por Flores y manijeo un rato. No compartimos intereses ni amigos; solo una de esas relaciones por las que el cine independiente se desvive. No tenés idea de lo que hago con mi vida y eso fue parte de tu encanto: esa total libertad que tuvimos de jugar a ser turistas y no volver más. Cada tanto, igual me imagino que aparecés de casualidad, justo cuando yo estoy leyendo esto y te reís con esa risa de loca. A veces te imagino con tanta claridad que casi escucho tus carcajadas y te veo apoyada en el marco de la muerta, mirándome entre divertida e indignada, con un brillo voraz en los ojos, casi como si quisieras arrancarme pedazos de carne y comerlos frente al público.
Ojalá en algún momento pase, lo disfrutaría muchísimo.
Aclaración: El titulo no es de Jael, pero es lo primero que se me ocurrió al leerlo. Jael es una chica que no conozco, pero hace brujerias con las palabras, con las imagenes, con todo lo que toca y eso es mucho más importante
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